domingo, 29 de mayo de 2011

La puerta


Para nadie sería fácil convivir con una puerta bromista en la habitación. Durante mi infancia, al pasar a través de ella, entraba a un escenario en medio de la obra, o me presentaba en camisón y medias en un casamiento. Al principio sentía mucha vergüenza, pero luego aprendí a tomarlo con humor. Saludaba con una sonrisa a los presentes que me miraban boquiabiertos, y sin soltar el picaporte, daba la vuelta y volvía a la habitación.
Claro que no siempre fue gracioso. Una vez quise ir al baño y aparecí en la jaula de los leones, y otro día en un granero con una vaca. Cierta mañana al salir me hallé en una hermosa noche estrellada. La luna y las constelaciones brillaban de tal modo que parecían estar al alcance de mi mano.
Otro día abrí la puerta y si no me hubiese agarrado fuerte del picaporte, hubiera caído sobre un colchón de nubes. Me quedé pensando que hubiese sido lindo, como saltar en una cama elástica. Pero tuve miedo.
Pasaron los años y la puerta ya no tiene ganas de jugar. Cada vez que la abro no guarda sorpresas. De todos modos, mi corazón salta dentro del pecho. Tal vez algún día, al abrirla encuentre a alguien que me ayude a soltar el picaporte.

lunes, 16 de mayo de 2011

Besos brujos


Cuentan que la leyenda nació allá por el novecientos. En la imprecisa frontera entre la ciudad y las quintas, donde convivían los caserones con sucesión de patios, los conventillos y los burdeles.
Allí se mezclaba la gente recién llegada del campo con los inmigrantes que acababan de bajar de los barcos. Fue donde nació el arrabal con sus malevos, la guitarra y el cuchillo.
La llamaban Malena, gringa rubia y de gran temperamento, milonguera y fiel a su hombre. Tenía un puesto de venta de frutas en la Calle de la Feria.
Cuando Julián se cruzó en su camino, Malena supo que sería el verdadero amor. Fueron felices hasta que una noche cálida de enero, llegó al conventillo el eterno guapo, rápido con la daga, siempre buscando una muerte. La partida de truco fue la excusa. Julián tiñó con su sangre los ladrillos del patio. Antes de morir susurró en el oído de Malena : “Volveré para besarte”, y posó suavemente los labios en los de su amada.
La tristeza abatió a Malena y murió poco tiempo después.
Desde entonces, el espíritu de Malena permanece a la espera de su Julián. Allí mismo, donde estaba el puesto de frutas, aunque al pasar los años, la calle de la Feria se convirtió en el pasaje Bollini.
Se dice que aún hoy, cuando algún hombre pasa solo en una noche cualquiera de enero, lo envuelve una suave brisa y siente en sus labios un beso dulce y fragante. Lo que muchos no saben es que de alguna manera, ese beso será el último que recibirán en su vida.
Malena busca los labios de Julián. Al no encontrarlos, castiga con el conjuro a quien la decepciona. Comentan los que saben, que el embrujo se anula arrojando al piso claveles rojos. A Malena le hace recordar la sangre derramada por Julián, y el hechizo se desvanece con su llanto.

lunes, 2 de mayo de 2011

Estrellitas


Cada día cuando el rey sol bajaba su lámpara dorada, la reina de la noche encendía su blanco farol y descendía hasta el último peldaño de la escalera. La seguían todas sus hijas que con sus pequeños farolitos se ubicaban detrás de la reina. Era entonces cuando la inmensa oscuridad del cielo se poblaba de estrellas que rodeaban la luna.
Desde la bóveda azul las estrellitas añoraban bajar a la Tierra para corretear por los bosques, jugar con la espuma de las olas, resbalar por las laderas nevadas de los cerros.
Cierta noche la luna se sintió cansada y decidió no asomarse a las escalinatas. Fue entonces cuando las estrellitas decidieron bajar, desobedeciendo la orden de sus padres.
Esa noche, la Tierra se iluminó con el destello de miles de luces que bailaban felices entre la hierba, en los cauces de los ríos, en los picos de los montes. Tanta fue la alegría que olvidaron el paso de las horas hasta que oyeron el canto de los gallos. Desesperadas, muchas de ellas subieron rápidamente, mientras otras se escondieron en grietas, pozos y cuevas, antes que despuntara el sol.
A la noche siguiente, la luna notó que había extensas superficies sin estrellas. Castigó a las desobedientes prohibiéndoles volver a los prados azules y convirtiéndolas en blancas flores. Desde entonces muchas de ellas alzan sus corolas al cielo por las noches. Extrañan a sus hermanitas que con esfuerzo tratan de ubicarlas desde las alturas.

Fantasmas


Clavan sus garras
los viejos fantasmas
pero no puede huir
una cárcel de músculos y tendones
la condena
atraída por el vórtice
cae
en un vacío
profundo
oscuro
arrastra el alma
salva sueños
se deja vencer
destrozada
por las espinas
marioneta que sonríe
con un decorado
que cada día pinta
con flores y mariposas
de colores alegres
como en un atardecer dorado
una noche estrellada
la lluvia lo borra
sólo queda el vacío
profundo
oscuro
y se deja
caer